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Por
medio de este proyecto, Hijos de Rivera respalda el trabajo de bodegas
gallegas
que luchan por la recuperación de variedades de uva autóctonas a través
de prácticas responsables que generen impacto positivo en su entorno.
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La
bodega EntreVideiras y su vino María Soliño, elaborado a partir de uvas
provenientes
de viñedos centenarios situados en las dunas de Cangas, han sido los
elegidos por la compañía en esta nueva edición del proyecto, anunciada a
pocos días del comienzo de la vendimia.
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Viñadores
do Atlántico arrancó en 2021 dando apoyo a pequeñas bodegas de Terra de
Betanzos
por su trabajo de recuperación del “branco lexítimo” y continuó en 2022
de la mano de Ponte da Boga, la bodega más antigua de la Ribeira Sacra.
8 de septiembre de 2023-
Viñadores do Atlántico, el proyecto de distribución de Hijos de Rivera
que busca impulsar el desarrollo sostenible y la economía local de las
zonas vitivinícolas gallegas, ha escogido a la bodega EntreVideiras para
esta edición y su vino María Soliño, elaborado
a partir de uvas provenientes de viñedos centenarios situados en las
dunas de Cangas.
La
compañía, a través de Viñadores do Atlántico, selecciona bodegas
gallegas que trabajan en la recuperación
de cepas autóctonas bajo unas prácticas responsables y que pongan en
valor la cultura de la tierra. Estos proyectos vitivinícolas,
respaldados por Hijos de Rivera a través de su consolidada red de
distribución y comercialización, generan un impacto positivo
real en su entorno.
Fernando
Yáñez, que lidera la división de vinos de Hijos de Rivera, señala que
“mediante Viñadores
do Atlántico, buscamos establecer nuevas conexiones colaborativas con
las bodegas gallegas, con el propósito de impulsar la recuperación de
cepas autóctonas y resaltar el potencial enológico presente en las
diversas áreas vitivinícolas".
Para
su edición 2023, Viñadores do Atlántico se ha fijado en el vino dunar
María Soliño IGP Ribeiras
do Morrazo, elaborado por la bodega EntreVideiras. Este “vino de la
arena”, bautizado así por la ubicación de sus cepas en el complejo dunar
protegido de Nerga-Donón en Cangas do Morrazo, proviene de uno de los
pocos viñedos prefiloxéricos que se pueden encontrar
en España. Estos reductos son muy escasos a nivel mundial, siendo
nuestro país uno de los lugares donde mayor concentración hay.
Precisamente,
fue la arena del terreno la que permitió que las vides sobrevivieran la
plaga de filoxera
que asoló las plantaciones europeas durante la segunda mitad del siglo
XIX. El insecto, que se alimentaba de las hojas y raíces de la vid,
rápidamente se propagó por el viejo continente, arrasando con varios
millones de hectáreas de viñedos en España y Francia.
Únicamente aquellas plantaciones ubicadas en suelos arenosos y
pedregosos pudieron sobrevivir la plaga.
Este
viñedo tiene además características únicas propias de esta zona, como
el alcance de sus raíces,
enterradas a más de tres metros de profundidad y con una antigüedad de
más de cien años. A su vez, las viñas se encuentran elevadas gracias a
estructuras de madera realizadas a partir de materiales de la propia
zona de cosecha, lo que los hace especialmente
respetuosos con el entorno.
César
Alonso, enólogo y copropietario de EntreVideiras, resalta la
importancia de preservar estos
viñedos tan singulares. “La Ribeira del Morrazo es muy importante
natural y etnográficamente, albergando un terreno no muy explotado que
conserva una cultura vitivinícola ancestral, con variedades autóctonas
tradicionales y sin híbridos. Agradecemos a Hijos
de Rivera su apoyo y que nos hayan seleccionado en esta tercera edición
del programa Viñadores do Atlántico”.
María
Soliño, natural de Cangas do Morrazo, es la seleccionada para ser la
imagen de este vino dunar.
Acusada injustamente de actos de brujería en el año 1621 junto a otras 8
mujeres, la historia de María se recuerda a través de leyendas y
romerías populares en su Cangas natal, convirtiéndose en un emblema del
patrimonio cultural gallego que Hijos de Rivera,
a través de Viñadores do Atlántico, también trata de proteger. Un
reconocimiento a las mujeres gallegas que durante gran parte del siglo
XX se tuvieron que hacer cargo del cuidado de los viñedos mientras los
hombres se encontraban trabajando en el mar.
El
vino María Soliño, ejemplo de la frescura atlántica que caracteriza la
tradición vitivinícola gallega,
es elaborado con uva de las variedades albariño y loureira vendimiada
manualmente durante los primeros días de septiembre, fecha en la que la
fruta se encuentra en su punto óptimo de madurez. El despalillado y la
maceración de la uva entera se realiza a baja
temperatura durante 10 horas. Tras una fermentación alcohólica
controlada a 16ºC y su posterior crianza en depósito sobre lías, el vino
es clarificado con arcillas y filtrado a través de placas de celulosa
antes de su embotellado.
Viñadores do Atlántico, generando impacto positivo desde 2021
El
proyecto arrancó en 2021, cuando Hijos de Rivera dio apoyo a dos
bodegas familiares de la Indicación Geográfica Viños da Terra de
Betanzos, por su esfuerzo
de recuperación de la uva “branco lexítimo”. En su edición 2022
acompañó a la bodega Ponte da Boga, pionera en la Ribeira Sacra en su
labor de recuperación de la variedad de uva ancestral “merenzao” para su
vinificación como monovarietal.
Viñadores
do Atlántico se enmarca en el Plan de Impacto Positivo de Hijos de
Rivera, que a través de sus diferentes pilares trabaja para preservar y
promover
el entorno de la compañía. Galicia es una de las regiones españolas con
mayor historia vitivinícola, y con el apoyo a bodegas como
EntreVideiras, Hijos de Rivera pretende impulsar el crecimiento del
sector en la zona, al tiempo que contribuye al desarrollo
sostenible y a la dinamización económica del medio rural.