Con esa etiqueta #NoRecomiendo, aparecerán en esta sección aquellos lugares donde realmente, la experiencia vivida ha sido mala, nefasta, horrible, desastrosa, o cualquier adjetivo que enturbie un momento tan delicioso como comer o cenar, donde es casi imposible no disfrutar de la rica gastronomía que tenemos en Galicia.
En este caso, el primer "nominado" y bien seguro no será el último, una taberna-pulpería que a priori, no lo parecería. La pulpería Pachanga en Muros (A Coruña). Me remitiré a la experiencia vivida este pasado verano donde acudí con otras dos personas, familiares, a solventar de manera rápida, una cena en la que estábamos de paso en esa localidad.
Empezó mal la cosa, cuando para situarnos en en local, no tenían claro si aceptarnos o no, 3 personas, ya que estaban "esperando" una cena de bastantes personas, y parecía más que podríamos incordiar que otra cosa. Todo esto, "discutiéndolo" entre la camarera y el camarero de la barra, que parecía ser el jefe-encargado. Cuando tomaron la determinación de que sí podíamos cenar, y nos situamos en una mesa que tienen a la entrada del comedor, decidieron, subir del volumen de la TV situada encima de las cabezas, de tal manera que el ruido ensordecedor, hizo que optásemos por desplazarnos hasta la terraza, con el que el objetivo de tener libre el comedor para la cena, estaba cumplido.
Con un cabreo in crescendo, pero con hambre, pedimos, según la carta, y si algo hay que hacen bien por la zona de Muros, es el pulpo (mi recomendación sin duda, allí es Don Bodegón, que ese día estaba lleno, y no estaría escribiendo esto), así que empezamos pidiendo una ración y también otra de zamburiñas a la plancha, sabiendo que si el pulpo estuviese bueno, pediríamos otra en breve.
Pues el pulpo, no es que fuese nada del otro mundo, el material era bueno, pero la cocción era pésima, y el pimentón, no era el esperado. Un aprobado de aquellos raspados del colegio. Sin pena ni gloria, pero con hambre, así que decidimos, dar otra opción y ver si la siguiente ración venía mejor. Fatal error. No sólo fue peor, es que como habrían hecho una primera cocción con el que pedimos, para que no estuviese frío, decidieron "pasarlo" por el microondas.... No sigo contando.
Entre medias, llegaron las zamburiñas a la plancha y.... claro está, material congelado. No lo esperaba, pero fue lo que tocó. Y no sólo eso. Decidieron acompañarlas de un baño de aceite de plancha y un "bacon/jamón/a saber que" cuyo sabor era además malísimo.
No dudo de que siendo el mes de octubre, y "plena temporada turística", tuviesen demasiada gente, que agotasen el producto, o mil y una excusas que podrían dar a este post. No lo dudo. Pero a mi me tocó esta experiencia. Y claro está, no tendrán otra oportunidad para poder enmendarla. Y como sugerencia, espero que siendo como es Muros de San Pedro, un referente turístico de la zona, cuiden mejor el producto, y la cocina, ya que como método "espanta-clientes" funcionan a la perfección.
Mi nota global es un #NoRecomiendo y el dudoso "honor" de encabezar esta sección.
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